REQUIEM

 

¡Cuánto amor y respeto me merece tu cuerpo ahora que te has ido!
Recipiente vacío de barro como oro, ¡qué dulce ha contenido
tu alma cual tesoro!

Esa copa, ese templo, que un día fue tu espada,
frágil como una flor, flexible como el agua,
que guardabas humilde
en el fondo de tu alma.

A lo lejos se oye tu risa, cual cascada......

Roser Sabaté Camps